27 de noviembre de 2008

Superhéroes americanos

Cuando el pasado sábado mi primo puso la alianza en la mano de Ana, sentí como si una parte de mi se desprendiera para siempre.
Frente al altar, y mientras el sacerdote repetía el rito que une a tantas parejas, un torbellino de imágenes se agolparon en mi mente. Se empujaban unas a otras con violencia como si quisieran ser la más importante, como si fuese la última vez que mi cerebro fuera a reproducirlas. Pude vernos en mil situaciones y la añoranza se adueñó de mi. ¿Por qué habremos crecido tan deprisa?
Una parte de mi se desprendió con esa alianza selladora. La ceremonia seguía y continuaba la procesión de recuerdos, a veces ligados a objetos inolvidables: el capirote de mi primo, un tesoro en aquellos años en los que yo no podía salir de nazareno; las pelotas hechas de papel plata al terminar los bollitos; los playmobil pasando un día de playa en el lavabo o formando un tramo; los medios días desfilando por el salón; las tostarricas y Willy Fog; los listados de clase aprendidos de memoria, aquel llanto por los Reyes Magos…Entonces éramos superhéroes americanos. Hay un tiempo en el que vivir es sencillo y ese tiempo se queda grabado en nosotros a fuego lento.
Después vino la adolescencia: ese primer licor 43 con piña; las risas del despertar al amor; las confidencias a espaldas de nuestros padres; el día que te presenté a tu esposa y muchas cosas de críos, pero cosas que nunca se olvidan.
El sábado estaba contenta de ver cómo vamos progresando, es un sentimiento agridulce. La música suena muy alta. Saltos,bailes, copas risas, llantinas y todos estamos embriagados por los ingredientes edulcorados de una boda.
De repente un abrazo, un abrazo de chaqué en la pista de baile me devolvió esa parte que se me había desprendido; y me hizo saber que lo mejor está por venir, en las nuevas etapas que comenzamos. Gracias por ser mi primo.

“Para que nunca olvides que una vez fuimos niños y unos niños muy felices”

No hay comentarios: