5 de noviembre de 2010

Un otoño distinto

De repente uno de los grandes sueños de mi vida se ha puesto a mis pies. Cada tarde me siento en la terraza del apartamento a almorzar y a trabajar mientras contemplo el mar. La Playa de Victoria se me presenta así con una luz otoñal que solamente los amantes del agua apreciamos. Las olas, serenas ellas, me acompañan en mis solitarias tardes y me arrullan por la noche para que concilie el sueño.
Poco a poco el apartamento se va adaptando a mí, o yo a él. Lo que el primer día me parecía tan extraño se empieza a tornar dulce, es el placer de lo que se sabe corto en el tiempo. Mis tardes se hacen más y más melancólicas. ¿Cuándo regresará? Bueno yo misma tengo un aire melancólico. Si, es un buen momento. Con el trabajo también estoy sufriendo el mismo proceso de adaptación. Me siento segura.
Me abrigo un poco para poder seguir disfrutando de la brisa, mientras termino algunos documentos. El color plata del agua va dando paso a la noche oscura. No me da miedo la noche en la playa, me da tranquilidad, me gusta contemplarla . Creo que me agrada más así que en verano. Estoy en otra esfera en mi mundo gaditano. Diferente, más yo, nuevo, espectante.
A veces creo que el Atlántico me habla, es como si me dijera –ven- y yo me imagino fundiéndome con esas parlanchinas olas que me atrapan y me llevan de un lado para otro. He llegado a la conclusión de que pertenezco al Atlántico. Ya lo he dicho varias veces, el día que deje de respirar quiero esparcirme por él, entonces si que me fundiré con él. Lo amo. AMOR, ¿cuándo volverá? Y me llegan recuerdos de tu hermano pequeño, besos a la orilla del Mediterráneo, proyectos, ¿promesas?
Hace frío para seguir en la terraza. A pesar de la soledad, estoy disfrutando de mi estancia en Cádiz, estoy disfrutando su extraña compañía. Cierro las ventanas. Dentro espero que suene el teléfono. Espero, siempre estoy esperando.

No este año no voy a hacerme propósitos para el 2011, lo que pase, pasará.

Suena el teléfono.

23 de agosto de 2010

Una estrella


Mi abuela tenía una estrella en la mano. Una vez leí, no me acuerdo dónde, que las personas que tienen una estrella en la mano es porque tuvieron un golpe de suerte en la vida. La suya la descubrí un día de éstos en lo que me entretenía dándole masajes con alcohol de romero en las piernas para ver si se le aliviaban las varices. Ya entonces comenzaba mi gusto por la medicina alternativa, los aceites esenciales y las yerbas. Me quedé mirando sorprendida su estrella:
-Abuela ¡tienes una estrella en la mano!- le grité- ¿Sabes que eso significa que te ha pasado algo muy afortunado en su vida?- Y ella me respondió- ¿Si? Pues eso debe de ser por tu abuelo, lo mejor que me ha ocurrido en esta vida fue conocer a mi Pepe y casarme con él- Yo solía mirarla embobada cuando contaba sus anécdotas. No puedo recordar con qué anécdota continuó aquella conversación, algo sobre el abuelo, si. Pero lo que sí sé es que el sol entraba por la ventana y la iluminaba dándole un aura mística. Seguía mirando su estrella y pensando en su golpe de suerte. Me pareció maravilloso que a pesar de los años y del tiempo que llevaba viuda, sus ojos brillaban al recordar a su marido e incluso se ponía coqueta; y yo anhelé tener también ese golpe. Miré mis manos, no tenía ninguna estrella, tampoco tenía edad para ello, pero yo quería mi estrella.
La luz continuó entrando y entonces concluí que para tener la mía tendría que ser tan maravillosa como ella y desprender esa luminosidad. Pocas personas brillan y son tan especiales como lo era mi abuela.
Este fin de semana me miré las manos, han pasado más de 5 años de aquello, una estrella comienza a dibujarse en mi mano.
Mi abuela tenía una estrella en la mano.

25 de abril de 2010

Strategias Asesoramiento

Aquí continúo con una jornada de trabajo, a la caza de un nuevo cliente y parece que va a salir. Me hubiera gustado grabar la reunión con ellos o con alguna de las empresas con las que trabajamos, pero ninguno estaba dispuesto. Así que he tenido que reguionizar la pieza.

21 de abril de 2010

Ésta soy yo



Aquí va mi presentación. Me ha costado sudores y lágrimas!!!!!! y además me que dado cuenta de que tengo muchísimo acento, pensé que no era tan acusado.

15 de enero de 2010

Patera


01.01.210. 00:25. Feliz Año. Mujerón. Cuerpazo. 625…
Él me recuerda aún con mis vestidos de niña pequeña atados a la cintura con lazada, en esa extraña edad en la que se tiene el espíritu de una cría pero el cuerpo de una mujer. Un cuerpo del que yo no tenía constancia, y a penas tuve hasta bien entrado los 20.
Sin embargo él ya me intuía, se sentaba a mi lado a ver los barquitos de la ría y me susurraba al oído -¿Ves los barcos? las barquitas están atadas con las barquitas, y los veleros grandes con los veleros grandes. Yo soy una barquita y tú un velero, cuando sea uno grande iré a buscarte a Sevilla y te traeré conmigo. Mientras, sigue estudiando princesa-
En su caja de recuerdos conserva mejor que yo misma: mis sueños de adolescente y de joven, mi verano como preuniversitaria, mi primer novio, largas llantinas provocadas por la desilusión … me escuchaba pacientemente cuando yo relataba una a una mis inquietudes mientras me hacía sombra en la playa para protegerme del sol.
Quizás sea la persona que mejor me conoce porque sigue buscando en mí a aquella niña de vestidos ñoños y con sus palabras consigue devolvérmela a mis brazos.
La última vez que hablamos fuiste capaz de reconocer que me veías mejor que nunca, aunque te costó confesarlo. Creo que te dio pena ver alejarse a la niña y acercarse a la mujer.

Quisiera haberte amado pero no se puede vivir en los sueños de las noches de verano.

Yo también te deseo un buen año.