3 de febrero de 2009

Sé que era ella


El mediodía caía en el patio de mármol, era un sábado y no había nadie por la casa.
Me senté en el patio delante de la fuente. Es un patio de estilo muy sevillano por la escalera se accede a la vivienda situada en un corredor alrededor del patio. Siempre me gustó imaginar cómo sería aquella casa-palacio antes de que la reconvirtieran en colegio.

Miré arriba y la vi.

Vi como Carmen se asomaba a tocar la campanita que pende de una de las ventanas del corredor. Tenía, como siempre, el pelo corto y llevaba el delantal. A través de sus gafas le brillaban los ojillos más que nunca y parecía contente. Estoy casi segura que no lo soñé, o tal vez si. Pero volví a verla tocar la campanita. Me pareció más joven de lo que la recordaba. Cerré los ojos sintiendo los rayos de sol que por el patio llegaban hasta mi rostro. Fueron unos segundos, y al abrirlos de nuevo, había desaparecido. Me pareció ver como si alguien se perdiera por el corredor. Sentí un impulso de gritar preguntando- ¿Carmen, eres tú?- pero deseché la idea.

Sé que era ella porque el patio y el corredor se llenaron de su presencia, ¡como admiro a la gente que tiene tanto carisma como para llenar las estancias y eclipsar a todos los demás!

Sé que era ella, nadie desprende la energía que era capaz de emitir.

Bueno quizás es que ese patio y ese edificio siempre continúan llevando su impronta, son una mimesis. La esencia de Carmen es imposible de borrar.

Cerré los ojos otra vez esperando volverla a ver.

Unos piecillos locos a la carrera me sacaron de mi trance. –¡Titaaaaa!

Una Carmen, dos cármenes…

Sé que era ella.

2 comentarios:

esgrasiao dijo...

que patio mas bonito.donde es?

Carmenchu dijo...

Hola "esgrasio" este patio está localizado en Sevilla. Puedo saber ¿cómo has llegado a mi blog? gracias por tu visita.