Con motivo de San Valentín quiero recuperar el mito de la Media Naranja que leí hace tiempo:
Contaban los griegos que existían cerca del Olimpo unos seres andróginos (masculinos y femeninos) y esféricos (no olvidemos el concepto de la esfera como perfección y pensemos por un momento también en el ying y el yang)
Estos seres vivían en la plenitud, estaban llenos de felicidad, hasta tal punto que despertaron la envidia de los dioses. Un día Zeus, fastiado por tanta alegría les mandó un rayo partiéndolos en dos. Cada parte, la masculina y la femenina, cayeron por separado y Zeus los condenó a pasar el resto de sus vidas buscando su otra mitad para volver a ser felices.
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