Como siempre, con la llegada de un año nuevo el ser humano se hace propósitos de mejora de su calidad de vida. Seguramente cuando vaya al gimnasio esta tarde habrá una terrible trupe intentando apuntarse para comenzar el 2008 de manera más sana. Dejar de fumar, adelgazar, ahorrar para el verano, cambiar de trabajo...suelen ser los propósitos más apuntados en las listas del personal.
Yo también he hecho mi propio listados de mejoras. Tampoco tiene muchas cosas, porque plantearte metas que sabes de antemano que no vas a cumplir es una absurdidad.
En el mismo saco podríamos meter los deseos. Una Nochevieja más, escribí mi deseo en un papelito que pisé con mi tacón más alto mientras engullía las 12 uvas de la ¿suerte? y luego lo quemé. Viendo como mi petición se convertía en cenizas me planteaba hasta dónde puede llegar el deseo del Hombre (entiendan esto como genérico, vaya a venir alguien a decirme ¿y la mujer?, cuánta necesidad y frustraciones encierran todos esos papeles y pensamientos que en estas fechas aparecen.
Esta noche he tenido un sueño que así me lo ha demostrado, y me he despertado riéndome yo solita porque he sido consciente de que probablemente la redacción de mi deseo era una manera sutil de pedir otro que,por miedo o por no sé qué motivo, no me he atrevido a formular. El miedo, no hay sentimiento más intríseco al Hombre.
Bueno, esperemos a ver cuántos propósitos y deseos se cumplen antes de que, de repente, estemos pidiendo algo para el 2009. Y mientras esto ocurre y no, ojalá que los Reyes Magos nos traigan muchos regalos.
Y como a mi me gustan tanto los número redonditos estoy segura de que el 2008 va a ser un año bueno. ¿Alguien se encagará de preguntármelo dentro de 12 meses?
1 comentario:
yo también espero que sea un buen año y un año en el que muchas cosas cambien...
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