26 de julio de 2009

Comiendo croquetas


Me encanta pensar que será así, tal como ella dice: -De vieja me imagino comiendo croquetas con Carmen en un asilo. Ella hablará con todos los ancianos de la residencia y yo iré a mi bola-


Manoli es sencillamente especial, una todoterreno del periodismo, un espíritu inquieto, inconformista, con ganas constantes de crecer y evolucionar. Con Manoli puedes llorar y reírte, y salir de marcha, e ir de compras, y hablar de filosofía, del último libro que estás leyendo, o de las barriguitas (las de verdad o las muñecas) Debajo de una sombrilla cuya sombra se alarga hasta la noche o en un sofá mullido, en un seat o en la cinta del gimnasio, en una discoteca o en un avión, en Londres o en Barbate. A todas horas, cualquier día, en un lugar cualquiera del mundo, las conversaciones con Manoli nunca se acaban.


Miles de planes cambiados y reestructurados, algunos ciertos y otros soñados. Pero ahora si que llegó la decisión. Se marcha a Madrid y nos deja un poco huérfanos. Odio tanto la distancia. Otra parte de mi corazón lejos. Me siento ya un poco más sola, con menos ganas de enredar.